EL JUEGO
LOS NIÑOS ven el
juego como una forma de diversión, en la que pueden mostrar e identificar sus
juguetes ya sea frente a otros niños o como para si mismo, su objetivo es
utilizar el juego como un medio de comunicación para expresar lo que ven y
viven en su vida cotidiana y asi mismo transmitir un mensaje de algo que ellos
quisieran ver de otra manera.
El
juego estimula en el niño la expresión, acción... por ello es fuente de
aprendizaje. Éste le permite conocer los objetos, las personas y también
descubrir, investigar. Todos los niños aprenden mucho con el juego ya que
descubren las propiedades de los objetos (la resistencia de las mesas, la
fragilidad de un cristal...).
El juego también es muy importante para que el niño
aprenda a desarrollar sus funciones que serán muy importantes para poder
cumplir las exigencias de la vida.
Se puede decir que el niño desarrolla cualquier
capacidad suya de forma más efectiva en el juego que fuera de él. El niño
mientras está jugando aprende ya que cualquier juego que sea nuevo para él se
ha de considerar como una oportunidad para aprender. Es sabido que el juego es
una forma muy efectiva para aprender, ya que los niños mientras se divierten
también aprenden: desarrollan la sociabilidad, el control de sus emociones, sus
habilidades, su experiencia sobre la vida...
El niño desarrolla mediante el juego su capacidad
de memoria, atención... Por eso decimos que el juego es un instrumento de
educación muy importante, ya que es un aprendizaje de y para la vida.
EL ADULTO ve el juego como un método para utilizar su tiempo
libre o como diversión ya que este lo pueden realizar ya sea en grupo jugando
bolos, tejo, domino o individual como pueden ser los videojuegos.
A partir de la
adolescencia, el aspecto lúdico no
desaparece sino que se transforma. Ya
el juego no es una herramienta de aprendizaje y exploración del mundo exterior,
sino que se convierte en una forma de sociabilización. Entonces aparecen otras
formas de juego, orientadas a tener contactos físicos con personas que le
atraen (la botella, 7 minutos en el cielo, por ejemplo) o para crear lazos en
un grupo de individuos. Este último objetivo persiste en la adultez, de hecho
juegos de cartas, el ajedrez, los deportes, entre otros, son socialmente
aceptados como escape para la necesidad de lo lúdico, como forma de distracción.
PARA EL EDUCADOR: considera el juego como parte esencial
en el desarrollo del niño y como una fuente de aprendizaje, el resultado que se debe conseguir es que sea el niño/a el que,
partiendo de la aceptación positiva del juego, piense que ha sido él mismo
quien ha construido su propio aprendizaje gracias a los estímulos que el
maestro/a pone a su alcance.
Con los juegos y las experiencias se favorece el aprendizaje de aquello que es complejo en sí mismo, construyendo situaciones motivadoras para ellos. Del mismo modo, el juego permite desarrollar capacidades, competencias, curiosidades y actitudes
constructivistas en los niños/as. También permite al maestro/a conocer mejor al niño/a.
Con los juegos y las experiencias se favorece el aprendizaje de aquello que es complejo en sí mismo, construyendo situaciones motivadoras para ellos. Del mismo modo, el juego permite desarrollar capacidades, competencias, curiosidades y actitudes
constructivistas en los niños/as. También permite al maestro/a conocer mejor al niño/a.
El papel
del maestro y maestra en el juego para conseguir que éste se desarrolle eficazmente
consiste en:
• Conocer las habilidades, posibilidades y limitaciones de sus alumnos/as.
• Tener una adecuada sensibilidad observadora
• Programar actividades motivadoras y estimulantes para los niños/as
• Centrar el interés del niño/a en el juego
• Intervenir si es necesario para mantener durante más tiempo el interés del niño/a
• Indicar posibles direcciones para conducir el juego
• Etc.
• Conocer las habilidades, posibilidades y limitaciones de sus alumnos/as.
• Tener una adecuada sensibilidad observadora
• Programar actividades motivadoras y estimulantes para los niños/as
• Centrar el interés del niño/a en el juego
• Intervenir si es necesario para mantener durante más tiempo el interés del niño/a
• Indicar posibles direcciones para conducir el juego
• Etc.
Además de
estas recomendaciones, el maestro/a debe tener en cuenta que muchos de los
aprendizajes que los niños adquieren en diversos contextos de experiencias,
se producen fuera del control estricto de los maestros/as.
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